¿Cómo dejar de ser padre tóxico con tus hijos?
- Alexander Cruzalegui

- 6 nov 2020
- 13 Min. de lectura
Derek Bok, uno de los rectores de la Universidad de Harvard dijo alguna vez: “Si cree usted que la educación es cara, pruebe con la ignorancia”. Es lamentable comprobar que una de las acciones que más descuidan las personas es la auto educación, por esta causa la ignorancia se enseñorea y causa graves daños a la persona, el matrimonio, la familia y la sociedad.

En este blog, y con precisión en este artículo, no escribiré con rodeos, estoy seguro que tú llegaste aquí buscando información que te ayude a solucionar un problema, que te haga mejor persona, que te ayude a vivir mejor; por tanto, mal haría si te doy vueltas y no voy al grano, que es lo que realmente necesitas.
La escritora norteamericana Helen Whuite escribió: “Toda persona que quiere ser buen padre o madre, debe prepararse 25 años antes de tener un hijo”. Claramente quería decir que, la preparación para formar el carácter y la mentalidad de los hijos se da mucho antes de casarse o comprometerse a vivir en pareja. Como la mayoría de varones y mujeres no se preparó con anticipación, han formado parejas en la ignorancia, y la muestra más clara de dicha ignorancia es que se han convertido en papá o mamá tóxicos para sus hijos.
¿Cómo se comporta un papá o mamá toxico?
Es un papá o mamá que sufre de egocentrismo, es una persona que se jacta de lo que sabe, lo que puede hacer, lo que quiere hacer o lo que ya hizo en el pasado; sin embargo, menosprecia o es indiferente con las necesidades de sus hijos o las capacidades que ellos tienen para hacer cosas importantes. Al sobrevalorar lo que son y lo que hacen, caprichosamente humillan a sus hijos, obligándolos a comportarse como pequeños esclavos que deben estar atentos a las necesidades de papá o mamá, aunque no sea importante.
Es un papá o mamá pesimista, permanentemente se está quejando de todo. Siempre ven lo que falta, pero no lo que tiene o lo que se ha logrado. De esta manera, cada día mortificará a sus hijos diciéndoles que lo que han logrado en sus estudios, en actividades es casa o lo que fuere, es apenas el comienzo, que se espera mucho más de ellos para ser aprobados.
Hacerse la víctima es un comportamiento frecuente de un papá o mamá tóxico. Sienten profunda necesidad de ser tomados en cuenta, ser el centro de atención, que los hijos giren a su alrededor atentos a hacerlo sentir bien.
Un papá o una mamá tóxico vive amargándose la vida porque cree que sus hijos se comportan mal para darle la contra, no es capaz de analizar si su comportamiento como persona adulta estuvo bien o mal. Dicho de otro modo, no toma la decisión de hacerse una autocrítica.
Un papá o mamá toxico sufre de vanidad, viven tan descontentas o inconformes con su propia persona, que buscan aparentar lo que no son o comprar cosas con dinero que no tienen para tapar ese vacío imaginario que desequilibra sus mentes. Los hijos observan, a veces son engañados por las apariencias, pero en otras ocasiones sufren la vergüenza que les hacen pasar sus padres tóxicos.
Un papá o mamá tóxico no deja crecer a sus hijos, por el contrario, adopta el hábito de aprovechado, a medida que los hijos crecen busca beneficiarse más del esfuerzo de los menores. No solo son sus actos los que hacen daño, es la mentalidad negativa y de perdedor la que asfixia a los hijos.
La mamá o papá tóxicos roban la alegría y la energía de sus hijos con excesivas restricciones y limitaciones. Les privan desarrollarse, los vigilan demasiado, de esta manera muestran su envidia, celos y miedos que los consumen sin que se den cuenta.
Un papá o mamá tóxico puede ser también excesivamente cariñoso, sus caricias y palabras lisonjeras son tan abrumadoras que los hijos huyen de ellas, se mantienen distantes o temen que sus padres se acerquen.
¿Cuán negativo es un papá o mamá tóxico en casa?
Tus hijos son personas que funcionan con un diseño extraordinario, son capaces de experimentar emociones agradables y desagradables según el entorno en el cual viven y se desenvuelven. En las organizaciones se recomienda a los trabajadores que, si descubren que uno de sus compañeros de trabajo es tóxico, opten de inmediato por una de dos opciones: hablar seriamente con la persona tóxica y comprometerla a trabajar en paz, o cambiar de puesto de trabajo. Lamentablemente, ninguna de esas dos recomendaciones la pueden aplicar tus hijos, no pueden confrontarte porque eres papá o mamá y ellos apenas son menores; y, tampoco pueden cambiar de domicilio, porque no tendrían cómo sobrevivir sin tu apoyo; en consecuencia, están obligados a soportar tu mal comportamiento todos los días. Pero debo ser muy claro contigo, tus hijos pueden soportarte durante un tiempo, pero interiormente se van cargando de odio, amargura y desprecio por ti; cuando crecen, a medida que aumentan sus fuerzas, también aumenta su rechazo hasta llegar a despreciarte mirándote como un despojo humano. Si te extienden la mano, no será porque te quieren, seguramente alguien les enseñó a ser misericordiosos, y en un acto de bondad para estar bien con sus conciencias, ellos te aceptarán a su lado, aunque no merecen tal sacrificio. La autoestima en una persona es uno de los tres componentes más importantes para ser feliz y tener éxito, y es justamente dicha autoestima la que no se desarrolla o se destruye con el comportamiento de un papá o mamá tóxico.
¿Dejar de ser tóxico o tóxica es posible?
Claro que sí, y te lo digo enfáticamente. No eres la única persona en este mundo que asfixia a sus hijos con su comportamiento tóxico, pero la buena noticia es que muchos aprendieron a superar ese mal, establecieron vínculos de afecto con sus hijos y restablecieron la confianza. Pero es necesario que empieces por tomar en serio tu rol de papá o mamá frente a tus hijos. Ellos no vinieron para arruinarte la vida, sino para darle sentido, para alegrarla, para servir de motivación en tu proceso de crecimiento como persona. Depende del ángulo de donde mires a tus hijos, si cambias tu manera de pensar respecto a ellos, comprobarás que son realmente el mejor regalo que la vida te ha dado en este mundo.
Recuerda esto siempre, para hacer un cambio, lo primero es entender con claridad qué es lo que se quiere cambiar. En este caso, si tienes ese vivo deseo de cambiar tu comportamiento tóxico por otro comportamiento que sea amigable para tus hijos, que les ayude a desarrollar confianza en ti y confianza en sí mismos, lo primero que debes hacer es descubrir si realmente eres tóxico o tóxica con tus hijos. Por qué te digo esto, porque ninguna persona que desconoce el mal que padece busca tratamiento, todas las personas que no reconocen y aceptan que son tóxicas no pueden dejar de serlo. El procedimiento para dejar de ser una persona tóxica, es parecido al protocolo que siguen los alcohólicos o drogadictos para salir de su condición, “reconocer que tienen un problema”. Una persona que consume drogas no puede dejar de drogarse hasta que acepta que es un drogadicto, un alcohólico no puede salir de su condición hasta que acepta que es un alcohólico y, hasta en la Biblia se enseña que un pecador no puede ser perdonado por Dios, hasta que reconoce y acepta que es pecador.
Por tanto, si reconoces, si eres consciente, si aceptas que eres una persona tóxica, encontrarás la solución y podrás hacer el cambio que necesitas hacer. Entonces, lo que precisas ahora es descubrir si eres o no una persona tóxica, eso te lo explico a continuación.
¿Quieres saber si eres papá o mamá tóxico?
El siguiente es un test para identificar si eres o no un papá o mamá tóxico con tus hijos. Lee detenidamente y con mente abierta cada uno de los siguientes ítems, luego cuenta cuántos coinciden con tu comportamiento. De 1 a 5 significa que no eres una persona tóxica con tus hijos, pero necesitas aprender a corregir tu comportamiento en lo que esos ítems te señalaron. De 6 a 10 significa que sí eres un papá o mamá tóxico con tus hijos, sí eres consciente de esta realidad, por tanto, necesitas con urgencia tomar en serio tu rol y hacer cambios profundos. De 11 a 16 significa que eres una persona extremadamente tóxica con tus hijos, estás dañando severamente a tus hijos, lamentablemente no te das cuenta. En este último caso necesitas consultar con un especialista y dejarte ayudar.
Criticas constantemente a tus hijos, los insultas o les dices las frases: “eres malo”, “no vales nada”, “eres inútil”.
Tu mente te indica que solo la fuerza física te sirve para corregir a tus hijos, usas la cachetada, tomas una correa, un cable, la escoba, sandalia o cualquier objeto para golpearlos.
Siempre estás deprimido en casa o nunca estás disponible para tus hijos a causa de algunas dificultades emocionales que te ocasiona una enfermedad mental.
Permites que tus hijos se involucren en tus problemas y se hagan cargo de resolverlos, aun cuando ves que no es su responsabilidad y no tienen la capacidad.
Le hiciste algo a tus hijos de lo cual están obligados a guardar el secreto o te tienen miedo la mayor parte del tiempo que tú estás presente.
Tus hijos nunca se enojan en tu presencia o su tono de voz al hablar cambia de normal entre hermanos o con amigos, a sumiso o tímido cuando están frente a ti.
Tratas a tus hijos, si son niños como a bebés, si son adolescentes como a niños pequeños y si son adultos, como si dependieran de ti para todo.
Tus hijos buscan, en todo, la aprobación tuya, aun en las decisiones más importantes de sus vidas.
Tus hijos no se alegran o se angustian cuando te quedas en casa. Cuando les dices que vas a pasar tiempo con ellos o cuando los invitas a salir de paseo, prefieren ir acompañados de otras personas y no contigo.
Percibes que tus hijos tienen temor a estar en desacuerdo contigo, siempre buscan no desagradarte, aunque eso no sea lo que realmente quieren.
Amenazas a tus hijos para que hagan lo que quieres o los manipulas haciéndoles sentir culpables.
Utilizas el dinero para hacerlos cambiar de decisión, te lo doy o te lo quito, es el juego sucio que acostumbras según tu conveniencia.
Haces que tus hijos se sientan responsables o culpables de lo mal que te sientes y permites que ellos se esfuercen en hacerte sentir mejor.
No importa lo que tus hijos hagan, por más que realicen lo bueno y bastante, siempre es insuficiente para ti.
Crees que tus hijos siempre estarán a tu lado y, de alguna manera, lograrán ser lo que tú esperas de ellos.
¿Los mensajes ocultos de papá o mamá tóxico?
Detrás del comportamiento tóxico de papá o mamá, se esconden mensajes que describen los profundos vacíos emocionales y psicológicos que hacen sufrir a la persona. No pueden describirlos con claridad y coherencia, pero pueden sentirlo o experimentarlo de algún modo, se sienten abrumados, avergonzados e intimidados por lo que sucede en su propio interior, entonces y de una manera impulsiva tratan de esconder ese sufrimiento bajo un manto de comportamiento inadecuado con sus hijos y otras personas. Algunos de estos mensajes son:
Si con el comportamiento que manifiestas a tus hijos logras intimidarlos, el mensaje oculto que estás enviando es: “necesito que me ames”. Posiblemente, a lo largo de tu vida no fuiste amado o, por lo menos, no lo notaste, entonces se ha formado un vacío de afecto que reclama ser atendido o llenado. Este vacío hace que papá o mamá sientan la necesidad de luchar con sus hijos. De otro modo, cuando se acercan a sus hijos hacen sonar las llaves, los pasos, la voz, o emiten alguna señal para dar a entender a los hijos con qué humor se están acercando. Todo este proceder es involuntario y distorsionado, porque lo realmente buscan es un poco de afecto, pero asumen que no lo recibirán de sus propios hijos.
Cuando un papá o una mamá dice a sus hijos que tienen que aprender a comprender los problemas de los adultos, insinuando que ellos como padres están enfrentando problemas muy difíciles y que los hijos son incapaces de comprender, ocultan un mensaje poderoso pero negativo: “soy un niño o una niña que no ha crecido”. Este comportamiento de inmadurez de los padres induce a los hijos a pensar que, papá o mamá bebe alcohol, se trasnocha con los amigos o abandona a sus hijos porque sus problemas son muy complicados. Más tarde el niño o la niña se convierte involuntariamente en cómplice de los dramas de sus padres. Los adolescentes siempre tienen que esforzarse para ponerse en el lugar de los padres, adaptarse a esa situación complicada y difícil con el fin de consolar o ayudar. Lo terrible, ni aun en estas condiciones se les permite a los hijos el derecho a la opinión propia.
Una de las formas más comunes de instigar a los hijos, es con la frase “sé el mejor” o “sé la mejor”; sin embargo, estas palabras esconden un mensaje oculto entendido como: “no te olvides que eres un inútil”. Generalmente papá o mamá que acostumbran esta frase con sus hijos, sufren de narcisismo, por eso esperan solo los mejores resultados. A simple vista no parece negativo, pero la distorsión se encuentra en que las victorias se dan por sentadas. Si el hijo o la hija triunfa, papá o mamá piensa que eso era lo mínimo que debía hacer, era lo que tenía que hacer; pero, si falló, recibe una gran dosis de humillación y vergüenza. Así es como crecen las personas con la sensación que no son tan buenas para sus padres como deberían.
Los padres tóxicos siempre buscan que sus hijos se confiesen ante ellos, declarando sentimientos e informaciones personales que no son de incumbencia de los demás. Los hijos tienen derecho a tener cierta privacidad, y cuando papá o mamá presionan o manipulan para exprimir las confesiones, están emitiendo el mensaje oculto “no te fíes, puedo traicionarte”. Después van a utilizar la información que obtuvieron de sus hijos para atacarlos a ellos mismos, para hacerlos sentir culpables, burlarse de ellos o avergonzarlos frente a sus amigos, con familiares, vecinos y hasta con la gente del mercado. Lo peor, siempre se van a excusar con la frase, “y qué tiene”.
Si eres un papá o una mamá tóxico, entonces seguro acostumbras dirigirles a tus hijos la frase “eres malo” o “eres mala”. Sin darte cuenta estás impidiendo que su autoestima se desarrolle o que la poca que tienen disminuya más. Para tu conocimiento, son tres los componentes básicos sobre los cuales se construye el éxito y la felicidad en una persona: mentalidad ganadora, buen carácter y autoestima elevada; son el soporte indispensable para la salud y prosperidad de cada individuo y todo padre y madre deben aprender a desarrollarlo en cada uno de sus hijos e hijas. Si, destruyes su autoestima, les estás quitando un gran porcentaje de posibilidades para lograr desarrollarse como personas de bien en este mundo. Además, cuando papá o mamá le dicen a un hijo o hija “eres malo” o “eres mala”, le están expresando el mensaje oculto “no te atrevas a ser mejor”, es como si a una planta que necesita aire, solo y lluvia para crecer, la pusieran dentro de una caja, esperando recoger buenos frutos algún día. Lo que sucede, también, es que el padre o madre tiene tanto miedo en su interior, que inventa formas para debilitar la autoestima de su hijo o hija buscando hacerlo vulnerable para poderlo dominar.
Cuando los padres tóxicos presionan demasiado a los hijos para que se desarrollen, por lo general desconocen las formas de guiarlos para que alcancen resultados importantes. La frase que utilizan con frecuencia es, “desarróllate”, pero al mismo tiempo le cargan de otras actividades que impiden tal desarrollo. Por ejemplo: tienes que destacarte con tus calificaciones en la escuela, sin embargo, en la práctica es ayudante de mamá en el negocio. El mensaje oculto que trasmite con esa palabra es: “no creas que es fácil triunfar”. Dicho de otra manera, se le hace imaginar grandes objetivos a los hijos, pero al mismo tiempo se le muestra el camino largo e intransitable que separa de dicho objetivo.
Papá o mamá tóxico también sufre de narcisismo y se comporta con sus hijos como si fueran su propiedad. Tratan de planificar al detalle la vida de cada uno de los hijos y reaccionan negativamente ante cualquier objeción. Este tipo de padres ejercen un control sofocante, si algo sale bien las decisiones se atribuyen los padres, pero si algo sale mal, entonces la equivocación es de los hijos. La frase que repiten con frecuencia es “sigue mis instrucciones”, pero el mensaje oculto es “cúlpate a ti mismo por los malos resultados”.
Lo normal y natural en una familia es que los padres formen a sus hijos para irse de casa cuando sean adultos, sin embargo, los padres tóxicos mal entienden este concepto, se aferran a los hijos de mala manera, se harán los enfermos, manipularán con mentiras, todo con la finalidad de que los hijos se mantengan cerca de ellos; lo peor es que acostumbran repetir frecuentemente las palabras “vete” o “lárgate”, cuando en el fondo están emitiendo un mensaje oculto que dice “no me dejes”. Lo que los padres tóxicos buscan es concientizar a sus hijos desde muy pequeños, para que aun cuando sean adultos se mantengan junto a ellos, pero de manera tranquila y obediente.
Muchas veces los padres tóxicos son ridículos, afanosamente ofrecen ayuda a sus hijos en muchas cosas que no piden o necesitan; es más, si lo necesitaran, fácilmente lo conseguirían sin la ayuda de sus padres. Los padres pueden decir: “acepta mi ayuda”, pero, cuando los hijos rechazan la ayuda, los padres tóxicos encuentran motivo para ofenderse. Muchas veces los hijos pueden pensar así: “Quizá mis padres quieren sentirse útiles”, pero aquí viene el problema, el mensaje oculto o pensamiento distorsionado de los padres tóxicos es “necesito hacerte mi deudor permanente para exprimirte”. A partir del momento que los hijos reciben alguna ayuda, los padres no dejarán de reclamar la asistencia de los hijos en todo lo que quieren.
Por último, debo compartir contigo una perlita más del comportamiento de un papá o una mamá tóxico. Siempre dicen con voz suave, “confía en mí”, por sí acaso te advierto, usarán esa frase a su favor más de lo que imaginas. El mensaje oculto que descubrimos aquí es: “siempre mantente alerta”, porque insistirán a que te dejes guiar por su experiencia, por la sabiduría casi divina que fluye de sus mentes, por el poder profético que tienen sus palabras, aunque en el fondo, solo buscarán arrastrarte a sus pretensiones, caprichos o problemas.
¿Cómo escapar de los padres tóxicos?
Escapar de los lazos de un papá o una mamá tóxicos no es fácil. Incluso para los hijos que ya cumplieron mayoría de edad y ya viven separados, la influencia negativa de sus progenitores los alcanzará. Sin embargo, hay algunas estrategias inteligentes que puedes aplicar si tus padres son tóxicos.
Convéncete y acepta que la manera de pensar, sentir y comportarse de tus padres, tú no lo puedes cambiar, porque en personas adultas, el cambio solo es posible por convicción y decisión personal.
Desarrolla tus propios límites. Tú eres una persona única, si tienes pareja, ella también es una persona única, por tanto, la vida personal o la relación deben ser únicas. ¿Cómo se logra eso?, pues cuestionando todas las enseñanzas que recibiste de tus padres, tus maestros y comunidad donde viviste. Cuestionar no significa rechazar, sino analizar con cuidado para comprobar su validez. Lo que no sirve deséchalo, pero lo que sí es sabio e inteligente, adóptalo. De esa manera acomodarás un estándar de vida según lo que tú consideras que es bueno, si te equivocas, corrige; si en algo no te gusta como te comportas, cambia; si como piensas, sientes o accionas te hace perder, renuévate; pero hazte responsable de ti mismo, y deja de culpar a los demás por lo que eres o consigues.
No te aferres al pasado, porque ya no existe, solo es historia o un simple recuerdo. No odies, rechaces o abandones a tus padres, por el contrario, agradéceles lo poco o mucho de bueno que recibiste de ellos. Sentirte en deuda es una obligación malsana, ser agradecido con ellos, es un deber que te eleva. Pero pon las manos al timón de tu vida y no dejes que tus padres hundan tu barco si son malos tripulantes.
Si ya tienes mayoría de edad, echa fuera el temor y la dependencia, hazte cargo de tu administración y sustento personal; aléjate para vivir solo o sola para vivir tus propias reglas. Produce y maneja tus propios recursos, diseña un plan de vida y lucha para lograr lo que quieres. Recuerda que los grandes objetivos exigen grandes decisiones, grandes esfuerzos y grandes cambios, pero valen la pena y son posibles.
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